Oreo y su público no deja de sorprendernos
Muchos de los que leáis esta entrada, os habréis criado con las galletitas Oreo de cacao y crema. Si hubiese sido por nosotros, todos los días de nuestra infancia habríamos desayunado y merendado estas famosas galletitas. Menos mal que nuestras madres estaban ahí para pararnos los pies porque dichas galletitas contienen cantidades ingentes de azúcar que en el interior del organismo se pueden transformar en grasa.
Con el paso de los años, hemos visto que Oreo ha ido lanzando distintas variedades y sabores de galletas: oreo de vainilla o golden, oreo cheesecake o fresa, oreo de menta y oreo de choco brownie. Generalmente, estos novedosos sabores salían primero al mercado estadounidense y si triunfaban y captaban clientes ya comenzaban a distribuirse por Europa para que nosotros nos adicionásemos también.
Actualmente, los sabores comentados anteriormente ya nos pueden resultar hasta familiares puesto que se pueden adquirir fácilmente en supermercados o online. No obstante, el otro día en Twitter me topé con un tweet de Miguel Ángel Lurueña en el cual se mostraban galletas Oreo tradicionales envueltas de bacon. Por lo visto, el público americano se ha puesto manos a la obra y ha decidido elaborar caseramente otra variedad de galleta que bajo mi punto de vista y el de otros usuarios resulta muy nociva para la salud.
Si el bacon frito de por sí ya hay que tomarlo con cierta moderación debido a su gran contenido en sal, grasas saturadas y nitratos que pueden derivar en nitrosaminas cancerígenas; hay que sumarle la cantidad de azúcares que poseen las galletas oreo. Con todos estos datos, se puede afirmar que una galletita de estas es una auténtica bomba de relojería. Personas con patologías cardiovasculares no las deberían ni probar porque ya de por sí son muy perjudiciales en personas sanas que las empiecen a consumir moderadamente.