
Las cookies o galletas son uno de los miles postres más comercializados mundialmente, y es que las galletas o pastas son un ideal acompañamiento para los tradicionales tes y cafés europeos o para simplemente matar el gusanillo que sentimos a media tarde. Existe una amplia variedad de galletas en el mercado, de diferentes formas, dulces, saladas, de marcas conocidas como las famosísimas oreos o chips ahoy!, sin embargo existen unas galletas específicas que se coronan como las más famosas, al menos en la región española. Les hablo nada más ni nada menos que de las míticas galletas danesas de la caja redonda y azul que a posteriori se convertía en el costurero de nuestras queridísimas abuelas.

Las galletas danesas, conocidas también como Brysslkex, butter cookies, galletas de mantequilla o sablès, son galletas preparadas con mantequilla, harina y azúcar. A menudo son clasificadas como «galleta crujiente» debido a su textura, causado en parte a la cantidad de mantequilla y azúcar. Son originarias de Dinamarca y conocidas mundialmente por ser reconocidas como las mejores pastas de mantequilla de cualquier cocina.
Las pastas danesas pueden ser más o menos de nuestro agrado, eso ya son opiniones personales, sin embargo todo buen español sabría reconocerlas no solo por su aspecto y sabor si no especialmente por su embalaje pues su clásica caja azul imperial ha estado presente en nuestras vidas desde hace muchísimos años. Toda abuela muestra en su «starter pack» esta mítica cajetilla azul a modo de costurero y es que aunque a nadie de casa le gustaras esta conocidas pastas nuestras abuelas seguían comprándolas para el café del Domingo pudiendo reutilizar su lata como su costurero de confianza.

Esas galletas no faltan en ninguna casa española jajajajaja
Pensé que era la única que me comía rápidamente las galletas para regalarle la cajita a mi abuela… ¡y resulta que se hace tradicionalmente!
Estas galletas son perfectas para la hora del café que mucha gente solemos tener diariamente
¡Qué recuerdos! Estas galletas las solía tomar de pequeño en las reuniones familiares y me encantaban.
Luego, mi abuela y mis tías se quedaban la cajita y la convertían en un costurero como bien has dicho.