¿Cuál es el problema de los sustituyentes del azúcar?
La unión de una molécula de sacarosa y otra de fructosa tiene como resultado el azúcar común. Nuestro sistema digestivo convierte a la sacarosa en glucosa y fructosa, por lo que deducimos que no hay diferencia entre tomarlos por separado o juntos (azúcar). Como sabemos, el exceso de glucosa desencadena en aun aumento de insulina; además, la fructosa hace aumentar el nivel de triglicéridos.
Como bien sabemos, su consumo excesivo (más de 50g según la OMS) provoca consecuencias negativas en nuestra salud y por ello buscamos sustituyentes con el fin de reducir su consumo y hacer nuestra dieta más sana pero, ¿son realmente más sanas las alternativas?
La miel es generalmente un buen sustituto del azúcar blanco. Está formada por fructosa (azúcar natural de la fruta) y además es rica en minerales y vitamina B.
El sirope de ágave proviene de las pencas de ágave. Es la suma de fructosa y glucosa, cosa que disminuye el índice glucémico, por tanto se absorbe más lentamente y esto beneficia al metabolismo.
La sacarina, el aspartamo, la sucralosa y el ciclamato son compuestos a los que se les ha añadido estevia. La estevia es una planta cuyos glucósidos se encuentran en las hojas y esto hace que estos productos sean ricos en hierro, magnesio y cobalto.
Por último, la panela, se prepara a partir del jarabe de la caña de azúcar y no se somete a ningún proceso de refinamiento. Las proteínas, los minerales y las vitaminas, hacen que se diferencia del azúcar común y haga de la panela una mejor opción.